Pubblichiamo di seguito la relazione al 1° congresso dei giovani in America Latina, di Antonina Cascio, portavoce dell'USEF in America Latina e presidente dell'associazione TRINACRIA OGGI-USEF DI MENDOZA

Colonizar fue una manera de emigrar, tal vez más agresiva y con el objetivo de traspolar riquezas intercambiándolas por costumbres, hábitos sociales, económicos, religiosos, etc. En fin, que la historia de la colonización latinoamericana estuvo

signada por la presencia italiana desde los comienzos. Fueron los jesuitas los primeros y laboriosos portadores de costumbres, tradiciones y cultura latina y entre ellos muchos eran italianos: Cataldino, Mazzetta, Ripario son algunos apellidos para recordar entre los sacerdotes jesuitas y fueron también arquitectos italianos los que vinieron a construir grandes catedrales tales como la de Córdoba: Brassanelli, Petragrassa, Bianchi, etc. Bartolomé Mitre, presidente argentino, era descendiente en 5ª. Generación de un marino veneciano que llegó a las costas porteñas en la primera mitad del siglo XVIII. Apellidos como Belgrano, Castelli, Alberti, Berutti, son perlas de la lista de integrantes de nuestra primera junta y de ellos Belgrano se destacó especialmente. Pues bien , sus padres llegaron todos en la segunda mitad del siglo XVIII desde tierras italianas. Podríamos seguir así en una lista de nunca acabar, sumando por ejemplo a músicos como Saccomano y Massa .Al primero se le debe la construcción del primer Teatro de Operas y Comedias en Buenos Aires. Hacia 1820, después de una fracasada revuelta piamontesa, llegaron al país muchos italianos, entre ellos el ingeniero Carlos Enrique Pellegrini.Y he aquí otro apellido que entró en nuestra historia. Es una empresa italiana la que construye los primeros 10 kms de ferrocarril en nuestro suelo, hacia 1957: ingenieros italianos y trabajadores italianos. Entre nosotros, Marcelo Romanello ostenta orgulloso el recuerdo del bisabuelo piamontés que vino a nuestra pampa a construir el ferrocarril. José Mármol dice que hacia 1869 no había en la Argentina dos millones de habitantes, pero que la mayor parte de las construcciones bien cimentadas, las que comenzaban a dar su apariencia a las diversas ciudades argentinas, las más grandes y pobladas, habían en un 69%, nacido de manos de constructores italianos. Y el censo de 1914 señala que aquellos que tenían casa propia, eran muy pocos. Pero mientras la media establecía que De cada 1000 habitantes sólo 136 eran propietarios, sobre cada 1000 italianos lo eran casi 219: como laboriosas hormigas, los emigrados italianos se distribuyeron por todo el territorio argentino y no tardaron en destacarse como constructores, viñateros, agricultores, chacareros, artistas, ingenieros, músicos, cantores. Ingenieros y arquitectos dieron su fisonomía a las ciudades pero también construyeron silos, bodegas, puentes y diques. Baste como referente local el entonces gran dique Cipoletti. Es por ello que bien se puede decir que si bien desde el punto de vista político Italia no tuvo y no pudo tener de ningún modo una influencia directa en la refundación de la ex colonia transformada en país independiente, si participó en todos los órdenes de la vida civil, social y cultural , dando la impronta italiana a este nuevo país que fue argentina desde mucho antes que Italia existiera como entidad política. Por qué son importantes estos datos? Fundamental es tener en cuenta que a la llegada de los primeros emigrados italianos, la nación Italia no existía aún. Nacieron entonces agrupaciones que aglutinaban a todos aquellos intelectuales que habían participado de la previa de la unificación y por algún motivo habían tenido que salir de la península. Esas agrupaciones no sólo buscaban colaborar con la unificación italiana promocionando entre los italianos su objetivo, sino que además buscaban reunir fondos para colaborar con la lucha en la Patria hacia el logro de la unificación. Pero fueron a su vez el crisol de la italianidad en el exterior, colaboraron con la cimentización del sentimiento de Patria , lejana pero viva en los corazones de quienes compartían las costumbres y la cultura en los eventos socioculturales que organizaban esas organizaciones. En los convulsionados tiempos previos y posteriores a la constitución de la entidad política italiana, emigraron de la península personajes importantes de la política y del sindicalismo europeo que influyeron sobremanera en la evolución de nuestro movimiento sindicalista. Estos se acercaron a los grupos radicales, a los sindicatos nacionales y sobre todo dieron a la zona de la pampa húmeda con la ciudad de Rosario a la cabeza, en cuyo puerto recalaban los grandes barcos cargados de trabajadores que venían a quedarse o hacer temporada para después re-partir con la ganancia, la fama de zona excesivamente politizada y sindicalizada que duró hasta nuestros días. En aquella época también surgieron las cooperativas, algunas de trabajo, como las decenas de cooperativas olivícolas que había en Mendoza a principios del sigloXX, o las de fomento como la Cristóforo Colombo, de Godoy Cruz, famosa por su edificio emblemático, por la cobertura social que ofrecía a los italianos de diversos orígenes y por los eventos en los cuales se reunían cientos de connacionales en las fechas patrias italianas. Al contrario de lo que se cree, y de la lavada imagen institucional , que después de la dictadura militar hemos desarrollado como una especie de salvaguarda de la unidad (falsa unidad, si se me permite la franqueza, puesto que la unión y la consolidación de los grupos y los equipos se da a través de la confrontación sincera y respetuosa), acerca de esas instituciones, en ellas existía y se daba a diario la confrontación ideológica y partidaria, al punto de existir en las asambleas largas discusiones sobre pareceres diversos. Podemos ver por ejemplo, en los libros de estas instituciones,en las actas de la época previa a la segunda guerra mundial, las diferencias entre pro- fascistas y los no fascistas. Estas discusiones, que aquí se daban abierta y democráticamente, si bien crearon a veces serias disputas entre puntuales personajes, mantuvieron viva la llama del amor a la patria y la unión necesaria para llevar adelante estas gigantescas asociaciones que de otro modo hubieran muerto rápidamente. Muchas de esas asociaciones o cooperativas, persisten todavía y han sido mantenidas en pie por las comunidades del interior de nuestro país con gran esfuerzo. Entrando a la red Social Facebook, podemos encontrarnos aún con sus frentes clásicos , todos elaborados bajo una misma planificación a principios de los ’20. Por ejemplo en la Provincia de Santa Fé y en Montecaseros, Entre Ríos, podemos recordar algunas en perfecta actividad, copias casi exactas de nuestra Cristoforo Colombo. Estas instituciones creadas en las diversas oleadas de inmigrantes , se reforzaron y entrelazaron entre sí y sirvieron de nexo entre el lugar elegido para asentarse y el lugar de origen y fueron también puerta hacia los consulados y la representación oficial del gobierno italiano en cada lugar. Sin embargo, todas ellas corrieron y corren el peligro de extinguirse por dos motivos fundamentales: el primero, perdieron sentido y se vaciaron de contenido social, manteniendo solamente un cascarón de fiestas y fechas patrias cada vez menos significativas por falta de conocimiento de la cultura y de la lengua italianas; el segundo, no se prestaron al recambio generacional, tema muy arraigado entre nosotros italianos que tememos ceder espacios tal vez en el temor de ser olvidados y en el pánico que producen los cambios en un grupo social que sufrió ya el mayor cambio posible en sus vidas: la erradicación de su lugar de origen , sus hábitos , sus costumbres, sus familias, sus raíces.. A esto nos vamos a referir más adelante. En Mendoza, han existido y subsisten todavía, algunas en plena actividad y rozagante vida, otras sólo chapas nostálgicas de un pasado esplendor, numerosas asociaciones italianas. Nosotros, la USEF, Unione Siciliani Emigrati e Famiglie, somos tal vez una de las más jóvenes en este medio. La región siciliana cuenta con una lista de 9 asociaciones regionales registradas por su constitución puesto que se trata de una región autónoma. Actualmente, desde marzo del 2009, esas 9 asociaciones están reunidas en un Coordinamento de Asociaciones Regionales Sicilianas del cual el secretario general de USEF es el presidente. En Sicilia, han dado ya el primer paso para un trabajo común, aunando esfuerzos para potenciar el relativo apoyo de la región a sus proyectos dirigidos a la emigración y actualmente a la inmigración en Sicilia. De esas asociaciones se conocen en Mendoza el CRASES SERES, denominado con el apelativo de Famiglia Siciliana, SICILIA MONDO, y USEF. Otras conocidas en nuestro país son el INSTITUTO REGIONALE SANTI y SIRACUSANI NEL MONDO. Existen otras asociaciones sicilianas que nacen de la pertenencia a una ciudad o pueblo, pero que no figuran en la constitución regional.La otras que sí lo están han integrado como ya dijimos también el CARSE( ANFE, AITAE_AITEF, COES,ASEF). USEF como todas nació por una necesidad, en los países mineros donde emigraban los mineros sicilianos al cerrarse la minas de azufre en la isla, ya agotadas. Se extendió hacia los años 80 hacia Latinoamérica , América del Norte y Australia, Estableciendo su accionar democrático en numerosas ciudades-más de cien¡ Por supuesto, como todas las instituciones italianas y podríamos aventurar de otros orígenes también, no escapamos a las generales de la ley. Es por ello que hemos reflexionado intensamente acerca de los modos de evitar que se extinga nuestra presencia en el mundo. Y es nuestra conclusión la que ahora podemos ofrecer: El primero, perdieron sentido y se vaciaron de contenido social, manteniendo solamente un cascarón de fiestas y fechas patrias cada vez menos significativas por falta de conocimiento de la cultura y de la lengua italianas Si hablamos de los problemas a resolver para evitar que nuestras asociaciones mueran, es más,para convertirlas en un referente útil y necesario de la condición de ítalo-descendientes para los jóvenes, debemos pensar primero en convocarlos para que trabajen con nosotros. Nótese que he dicho CON nosotros y no PARA nosotros. Mientras tanto, no quedarnos a esperara a los jóvenes, comenzar a proponer actividades plenas de contenido social y cultural, ofrecer alternativas de relación y de trabajo en equipo con otras instituciones del medio, coordinar con asociaciones locales, entes municipales, provinciales, sindicatos, etc, actividades que si bien reflejen en alguna medida el made in Italy, la cultura italiana, tengan un significado asimismo para los jóvenes de la comunidad donde habitamos. Tejer, en definitiva, una verdadera red de Contenidos, relaciones, oportunidades mediante las cuales desarrollar la curiosidad y la necesidad de auscultar, escarbar en las raíces comunes. Y por supuesto, cuando los jóvenes lleguen ofrecerles la oportunidad de tomar responsabilidades y de proyectar. el segundo, no se prestaron al recambio generacional, tema muy arraigado entre nosotros italianos que tememos ceder espacios tal vez en el temor de ser olvidados y en el pánico que producen los cambios en un grupo social que sufrió ya el mayor cambio posible en sus vidas: la erradicación de su lugar de origen , sus hábitos , sus costumbres, sus familias, sus raíces.. Creo que la solución a este problema está clara. Imposible pensar en otra cosa que el recambio generacional. Los “jóvenes” de mi edad, asistimos al lamentable empecinamiento de la negativa de nuestros padres al recambio generacional. De manera agresiva unos, porque reconocer el crecimiento de los hijos era reconocer el propio envejecimiento y la propia finitud. Otros de forma más benigna, porque entregar espacios- querían creer- era dejar a los hijos solos y abandonados a su suerte mientras ellos estaban más capacitados que nadie para defenderlos. Ahora nos toca a nosotros producir ese cambio. Darnos cuenta que los jóvenes pueden y quieren ocuparse de sus propias vidas, de sus búsquedas, de sus soluciones. Si no queremos que este sentimiento de pertenencia a un pueblo y a una cultura mueran, si pretendemos que subsistan pacíficamente con el sentimiento de argentinidad, si realmente queremos una herencia de ítalo-argentinos, debemos recibir, aceptar y hacer lugar a los jóvenes. Y apreciar sus capacidades, reconocer sus valores, aprender y aprehender de ellos las nuevas banderas de la ítalo-argentinidad. Las banderas que sin duda comparten los jóvenes ítalo descendientes de toda Latinoamérica y del mundo. Y esta última reflexión nos debe llevar a establecer relaciones con los ítalo descendientes de todo el mundo. La globalización al servicio del asociacionismo ítalo descendiente, debe ser un instrumento de unión entre quienes integran la Otra Italia ,que a su vez debe co-existir armónicamente con la Italia peninsular.