Francesco Salamone, fue un arquitecto italo-argentino, de origen siciliano, nacido en Catania, el 5 de junio de 1897. Llego a la Argentina de la mano de su padre, un constructor siciliano, que había decidido buscar nuevas fortunas. Inicio sus estudios en la Universidad de La Plata, y los finalizo en la Universidad de Cordoba. Egreso como arquitecto e ingeniero en el año 1917. Entre 1936 y 1940 realizo más de 60 obras de un carácter monumental

en la provincia de Buenos Aires, como parte de un plan de obras publicas. Entre ellas podemos encontrar Municipalidades, portales de cementerios y mataderos, plazas, pórticos, mobiliario urbano, veredas y luminarias. Todas sus obras fueron pensadas con carácter de expresión monumentalista. Las Municipalidades muestran grandes torres que simbolizan la avanzada de la civilización sobre el desierto, entre ellas encontramos los Palacios Municipales de Balcarce, Rauch, Laprida, Coronel Pringles, Guaminí, Alberti, Tornquist, Leandro N. Alem, Adolfo Alsina, Carlos Pellegrini, Azul, Gonzáles Chaves, Lobería, Pilar, Tres Arroyos y Chascomús. Su obra más importante fue el Palacio Municipal de Carhue, que combina Art-Deco, Futurismo Italiano y Funcionalismo. Los Cementerios se caracterizan por sus enormes portales que simbolizan el cuerpo humano reintegrandose a la tierra. Se destaca el cementerio de Azul, con un gran Angel de la Muerte custodiando la entrada. El Cementerio de Saldungaray, donde aparece el Cristo crucificado en un frente circular. La locura de esta Arquitectura Monumental de Salamone, encuentra su explicación, ya que los gobiernos y políticas del momento trataban de proyectar obras colosales en las cuales se quería impresionar, dar un aire de grandiosidad a la realidad cruel, como así también realzar estos pueblos aportándoles un grado de crecimiento. El estilo definido de su obra es sin duda el Art-Deco, donde la principal característica es la utilización de líneas definidas, figuras geométricas y diseños de inspiración egipcia. La crítica arquitectónica nos lleva a pensar en un supuesto extrañamiento entre forma y lugar, ya que son espacios que rompen con el tejido urbano tradicional. Pero toda esta propuesta, se vincula a un imaginario que buscaba una nueva expresión local en el contexto de la modernidad y de las fuerzas de la cultura occidental. Sin duda, estamos ante un gran exponente de la Arquitectura Contemporánea, y hoy gracias a la investigación y el redescubrimiento de sus obras, es que tenemos la oportunidad de conocerlo. Salamone fallece en 1959, casi olvidado, dejando una gran impronta arquitectónica no reconocida en su momento. Actualmente un grupo de seguidores, entre ellos arquitectos e ingenieros, se encuentran recorriendo sus obras y descubriendo esta genialidad incomprendida. Quizá ahora empiece a ser un objetivo turístico y cultural para muchos, gracias a la difusión que tiene su obra a través de documentales, películas y el boca en boca.