(Virginia Quezada) Recientemente se aprobó en la Cámara de Diputados de Chile, la ley que incorpora el voto voluntario y la inscripción automática de electores, este mecanismo permitirá que unos 400 mil chilenos nacidos en Chile y que residen en el exterior puedan participar en las próximas elecciones, también podrán hacerlo los hijos y nietos,

 cuyos nacimientos se encuentren registrados en los respectivos Consulados chilenos de exterior, respecto de esta situación, el actual Ministro José Antonio Viera-Gallo (quien residió por largos años en Italia, al igual que otros compatriotas como exiliado político), afirma que …”la incorporación de estos chilenos es fundamental para enfrentar las futuras elecciones en nuestro país”, siendo la mas próxima la presidencial 2009, para elegir al sucesor (a) de Michelle Bachellet. Se recuerda que durante la Dictadura de Pinochet fueron miles de chilenos que sufrieron el exilio forzado y otros tantos optaron por el, dadas las duras condiciones sociales y políticas, que soporto nuestro país, durante ese nefasto periodo de nuestra historia. Además, parece ser un signo de los nuevos tiempos, refrendado hoy con la elección del Barack Obama como presidente de USA, y gracias a la globalización mundial, que se generen cada vez y con mas frecuencia nuevos Tratados Internacionales, suscritos por no solo por países de áreas geográficas comunes, sino de aquellos que producen efectos vinculantes intercontinentales, los que permiten la libre circulación de bienes y personas, promoción y desarrollo comercial, fomento de la cooperación internacional, apertura de fronteras, el desarrollo y consolidación de la democracia, el respeto a los derechos humanos y de las libertades fundamentales, etc., etc., todos los cuales sin duda, deben ser acordes especialmente con la promoción de los derechos de los inmigrantes, en cualquier país del mundo, cualquiera sea su raza, condición social o tendencia política. En esta materia, Italia, ha sido un país tempranamente precursor, y basta dar una rápida mirada al desarrollo de los acontecimientos históricos de los últimos treinta años, para constatar las importantes consecuencias que ha generado con esta conducta, no solo dentro de la Unión Europea y su antecesora la Comunidad Europea, sino en el resto del mundo, y que hoy más que nunca, los italianos democráticos deben defender