(Virginia Quezada) La siguiente historia es un hecho real y en ella los protagonistas son, personas de diferentes orígenes raciales y étnicos. La victima: una ciudadana noruega-chilena, el asesino: un ciudadano canadiense, de origen francés. En octubre de 2004, casi al término del mes, nos golpeo dolorosamente la fatídica noticia que llegaba desde Montreal,

 Canadá dando cuenta del asesinato de Ana Maria Salinas Norbakk, a manos de su marido el ciudadano canadiense Jean Phillip Mailhot, a quien dos años antes había conocido a través de Internet, ambos se conocieron, enamoraron y Ana Maria como cualquier joven ilusionada viajo hasta el país del norte para casarse con el que creyó, seria el amor de su vida. Los preparativos para la boda, ocuparon a ambas familias, una allá en el Norte, la otra aca en el Sur de América, y así llego el ansiado día de la boda. La familia de Ana Maria viajó hasta Montreal para tan especial evento. No había transcurrido un año de casados, cuando todo cambio abruptamente, Mailhot, decidió que su esposa no merecía seguir viviendo, y propinándole 34 puñaladas en su cuerpo, acabo con su vida. En un primer Juicio, el Jurado lo declaro culpable y pidió la cadena perpetua para el asesino, pero su defensa ha dicho que al ciudadano canadiense…” no se le respetaron sus derechos”… y que “fue injustamente procesado y sentenciado”, razón por la cual, haciendo uso de un rebuscado recurso, ha solicitado a la Corte de Apelaciones de Montreal, que se anule el juicio y se realice uno nuevo, el que se realizara el 28 de febrero del presente año. Hasta aquí, el relato solo tiene connotación judicial y procesal, pero es del caso que, mientras se esta a la espera del nuevo juicio, Mailhot fue puesto en libertad condicional, lo que constituye un hecho sin precedentes en toda la historia judicial canadiense (que un condenado sea liberado), porque según su defensa:… “el no representa un peligro para los ciudadanos canadienses”, y que la victima,…” era solo una inmigrante que se caso con el, para obtener beneficios sociales”. Los argumentos señalados, reflejan descarnadamente la discriminación de que fue y es objeto la ciudadana chilena, una joven profesional de 26 años, medico veterinaria, amante de los animales, ecologista y aficionada a la literatura, discriminación que hasta hoy golpea a su madre, Gunn Norbakk, ciudadana noruega avecindada en Chile desde hace 18 años, quien pese a todos sus esfuerzos no ha conseguido, sensibilizar a las autoridades canadienses para que se haga verdadera justicia con su hija.