Sabemos que hoy la estrecha relación entre ambos países se debe a la dependencia de Italia, como de otros países, por la producción de petróleo y gas y a la vez, que grandes empresas constructoras italianas trabajan en Libia.

Toda esta actividad económica conjunta crea también una actividad financiera conjunta con los grandes bancos italianos. Indudablemente son lazos difíciles de cuantificar y de menospreciar. Pero el pueblo libio está unido a Italia por muchos lazos más. Desde la infancia hemos conocido historias de familias que se trasladaron a Libia a trabajar y a forjar su futuro y que dejaron allí fuertes afectos entre gente nativa. Los italianos que fueron a Libia, muchos de ellos, llegaron a amar ese país como propio y trazaron sobre sus amigos libios una señal indeleble de camaradería, de compartir enseñanzas y recursos, de buscar un crecimiento en equipo, fuera de todo fin imperialista que le pueda haber dado la campaña del Duce. Después llegó la guerra y hubo que huir, salir disparados, esconderse por un tiempo-como lo hizo alguna familia amiga- y sobrevivir gracias a la ayuda de un nativo de Libia que había crecido con ellos y luchado a su lado por años. En Latinoamérica son muchos los italianos nacidos en Libia o en Etiopia que luego de huir dejando todo atrás, solo con lo puesto, tuvieron que emigrar nuevamente porque en sus pueblos peninsulares no había modo de sobrevivir después de la guerra. Esta introducción es para entendernos, sirve para evidenciar cuántos lazos nos hermanan o deberían hermanarnos con este pueblo que hoy sufre el rigor y el odio de quienes no aceptan ceder el poder que detentan desde más de 40años. Por no recordar la historia del Mediterráneo en la que la actual Italia estuvo ligada íntimamente a los pueblos de Asia Menor desde la antigüedad. Pero a nosotros latinoamericanos, nos une a estos pueblos, a su lucha por la democracia-ayer Egipto, hoy Libia- una similar cadena de sucesos que siempre llevan hacia las dictaduras, hacia los abusivos detectores del poder que, como éste, se consideran dueños de un país y mártires que lo defienden cuando en realidad son vulgares ladrones de la vida y riqueza de su pueblo. Hoy a las 16, es decir, en el momento que escribimos, la CGIL (Confederazione Italiana del Lavoro), se reúne en las plazas italianas para convocar a los italianos a la protección del PAN, TRABAJO DEMOCRACIA Y ACEPTACION DE LOS INMIGRANTES. Es evidente que en Libia los acontecimientos se han desarrollado de manera diversa que en Egipto. Los intereses económico-financieros en juego han dado lugar a la justificación de un genocidio que se halla en plena ejecución. Es hora de que Italia manifieste clara y abiertamente una actitud de repudio hace los hechos comentados. Y esto debe hacerlo por boca de sus autoridades más altas (Léase Primer Ministro y Presidente). Nosotros, como emigrados latinoamericanos de Italia, hemos querido manifestar nuestro absoluto repudio al genocidio que se desarrolla actualmente contra el pueblo libio. Y asimismo nuestra más sincera expresión de bienvenida hacia todos aquellos que puedan huir hacia Italia y Europa, como a nuestras tierras actuales. Pero también deseamos pedir a los mandatarios del mundo ,sobretodo a los italianos, que expresen su sentir y su defensa de la libertad y la democracia , hacia un pueblo con el cual nos unen tantos y tan fuertes lazos, manifestando su repudio al dictador Gheddafi y conminándolo a cesar en su actitud.

Antonina Cascio, Portavoz de USEF en Latinoamerica Virginia Quezada, miembro del consejo de USEF